La fiscalía y la querella, en sus alegatos, solicitan al Tribunal Oral en lo Criminal N°4 la máxima pena para el expolicía, a quien consideraron culpable de haber participado del crimen de la adolescente, ocurrido en Miramar en 2001. La defensa solicitó la absolución.
La fiscalía y la querella, en sus alegatos, solicitaron al Tribunal Oral en lo Criminal N°4 que condene al expolicía Ricardo Panadero a cadena perpetua por haber participado de las torturas, violación y asesinato de Natalia Melmann en Miramar en 2001.
La fiscal Ana María Caro consideró que las pruebas exhibidas durante el debate concluyen en la culpabilidad de Panadero, imputado por “privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa”.
En la misma línea que la fiscalía, la abogada de la familia de Natalia, Lisa Cabral, adelantó que solicitará a los jueces Jorge Peralta, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro la cadena perpetua para Panadero, pero agravada, además, por tratarse de un policía el que cometiera el crimen.
“Sostenemos desde el principio que corresponde exclusivamente en cadena perpetua”, expresó Cabral y agregó: “Estamos convencidos de que la prueba genérica encontrada sobre el cuerpo de Natalia y los testimonios agregados dan cuenta de la participación de Panadero, con lo cual tiene que resolverse una culpabilidad”.
Gustavo y Laura, padres de Natalia Melmann.
Por su parte, el abogado que defiende a Panadero, Lautaro Resua, como planteó desde el inicio en el juicio, pedirá a los jueces que absuelvan a Panadero por considerar que no se demostró su participación en los hechos.
“Se han podido escuchar la mayoría de los testigos que queríamos y estamos esperanzados en obtener una sentencia justa y ajustada a derecho”, expresó Resua.
“Estoy convencido de que la prueba que ha traído la parte acusadora -tanto fiscalía como querella- no es suficiente a los fines de lograr convicción para acreditar la comisión de un hecho tan grave”, expresó Resua al justificar el pedido de absolución de Panadero.
“Es muy difícil llevar adelante una defensa de un hecho que pasó hace 17 años. La declaración indagatoria que dio Panadero fue 13 años después, los recuerdos no son los mismos. Es muy difícil encontrar testigos y claramente amedrenta el derecho de defensa en el juicio”, concluyó el abogado defensor.
El caso
Panadero no formó parte del primer juicio que se realizó por este caso, en el que fueron condenados a prisión perpetua en septiembre de 2002 los policías Ricardo Suárez, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini por los mismos delitos.
El imputado fue sobreseído antes de la elevación a juicio de la causa, pero tras 17 años será sometido -finalmente- al proceso oral y público a partir de una resolución de la Suprema Corte provincial, que dispuso que se revocara aquel sobreseimiento y el caso volviera a primera instancia.
Los tres policías que ya fueron condenados por este crimen gozan actualmente de salidas transitorias cada 15 días y el Tribunal de Casación bonaerense debe resolver aún un recurso presentado por la familia de la adolescente asesinada para que sea revocado este beneficio.
El crimen de Natalia Melmann sacudió a la sociedad de Miramar y tuvo un gran impacto a nivel nacional en el verano de 2001.
La chica, de 15 años, desapareció el 4 de febrero de ese año, y su cuerpo sin vida fue hallado cuatro días después en el vivero de esa ciudad balnearia.
Las pericias realizadas determinaron que Natalia había sido golpeada, violada y estrangulada con un cordón de una de sus zapatillas.
Además de los tres policías condenados en septiembre de 2002, por el crimen fue sentenciado a 19 años de prisión Gustavo Gallo” Fernández, quien fue imputado como partícipe necesario del delito de privación ilegal de la libertad agravada.
A esa condena se sumaron 6 años de una anterior, pero luego esa pena fue reducida a 10 años, por lo que Fernández es el único imputado que recuperó la libertad tras ser condenado por el crimen.